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24 de octubre de 2013, 17:49
Según los expertos, el organismo, y quien rige todo su funcionamiento, el cerebro, se ajusta a lo largo del año a los diferentes ciclos de luz-oscuridad. Este cambio de hora tendría alguna pequeña ventaja respecto al de verano porque este fin de semana hay oportunidad de dormir una hora más. También hay que decir que afecta más a niños y a personas mayores.
Estos cambios de hora, tanto de verano como de invierno, se hicieron patentes a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo en cuya respuesta algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad en iluminación. Como directiva se aplica desde 1981 y ha sido renovada cada cuatro años.
