jueves. 28.03.2024
KUKA

Capítulo CXXXII. Los deseos

Quién no ha tenido una ilusión, una inquietud o poseer algo que no tiene. Y es que la verdad para que se produzca un deseo, tiene que haber una carencia. Los hay buenos y malos, para ti y otras personas. Mi amiga Puri, deseosa  de tener una talla 100, se fue a operar, y detrás de su operación poco estética y cara, descubrió una trama y un negocio que casi la deja postrada en una cama de por vida.

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Carol quería una mascota, una compañía que la pobre niña sola, deseaba llenar. Algo tan inocente como un cachorrillo carísimo, y lleno de vida, imaginado como correteaba de un salón a otro, detrás de una pelota. Por las noches dormiría como un bebé, besado, y lleno de amor por una pobre alma solitaria.

Su pesadilla comenzó cuando se lo encontró muerto en el suelo de la cocina.

Parece que los deseos y los anhelos más mundanos, otros seres despiadados  hacen caja, sin importar ni como y a costa de todo seguir engordando las arcas.

Yo siempre deseé lo mejor para el prójimo, paz que tanto busco, prosperidad y amor que no tengo, y a cambio, solo encontré gente tóxica, amores frikis  y intereses a mi alrededor.

El hada  de la mala pata, cada vez que le pido algo, la muy sutil me contesta. Cuidado con lo que deseas, pues se te concederá, aunque tenga efectos secundarios. 

Que los sueños de todos se hagan realidad. Lo que no sé a qué precio. 

Capítulo CXXXII. Los deseos