Por miedo a quedarse en la calle era incapaz de decir que no a las falsas alabanzas de un joven señorito con hormonas alteradas. Claro que después de unos meses la barriga delata a la criada y esta como un perro fué a la calle y la honra tirada en una acera.
Una señora muy pintarrajeada tiende su mano, le ayuda, la mima, cuida su panza y después del parto la viste, la pinta, corta esas trenzas y la pone en la esquina de la calle Montera para cobrar su deuda.
Así empieza la historia de la Trini, señora de burdel, Madame de postín, cobradora de deudas y corazón frío. Madre amadísima de un señorito que estudia inglés.Sin padre, pero con una madre coraje con el corazón roto.
Atrás quedó la vergüenza, los silencios y las miradas bajas, dando paso a una exuberante señora que canta cuplés de amor a los viejos verdes, arropados por señoritas de dudosa reputación