Veo una ciudad llena de luces, armonía de colores invaden todos los escaparates. Un río de gente curiosa e ilusionada. Estos lucen sus mejores galas. Una fiesta que dura hasta media noche, igual que la magia de cenicienta.
Dichos tonos van desde el negro a todos sus grises, y por supuesto el marrón. ¿Donde están los demás tonos, esos que dan vida, esperanza y porque no una sonrisa?.
En India la mayoría de sus moradores están en la miseria, enfermedad y hambruna, viven en la calle y mueren en ella.
Pero hay una diferencia, viven en un mundo lleno de tonos vivos y vibrantes, un arco iris continuo, adornándolo con una mirada llena de vida. La risa es cotidiana cada día, la mejor medicina para ser feliz y curar la enfermedad.
Un trozo de pan que compartir, una cama donde descansar, solidaridad y amor llenan sus pupilas. Grandes personas, sin mansiones ni coches lujosos, compartiendo todo lo que tienen.
Tenemos mucho que aprender de la pobreza y de la alegría.
Mientras estamos cabizbajos, hasta las farmacéuticas harán negocio con nuestras penas.
Kuka amargada del camino, cansada está de caras largas y cabezas gachas.