La peor de los enfermedades, castigo divino por nuestros pecados, y claro, la poca cultura y todos los miedos infundados dejaron de lado la causa principal: la falta de higiene.
En estos tiempos que corren, lo de la limpieza esta solucionado, lo de esos indeseables roedores no, mientras intentan distraernos con un virus, que la verdad me importa poco, seguimos mirando hacia otro lado cuando la realidad de esa enfermedad es la pobreza, falta de medios y un continente negro que agoniza para riqueza de esos bichos con dientes afilados.
En esta piel de toro tampoco nos libramos de esos inmundos seres, que a golpe de "me lo llevo", están desfilando delante de nuestros ojos. Entendiendo una vez mas, como media España está pasando hambre.
El pan de mi gente, el esfuerzo de nuestros mayores, la educación de nuestros hijos, el futuro de las generaciones venideras. Cáncer de esta sociedad enquistado en nuestras vidas, sin generalizar claro, pero viendo lo visto me cuesta no hacerlo.
Con la vista puesta en otros sitios, en otras vidas, se me encoge el alma al ver los semblantes serios, las caras caídas y la mirada triste, en un lugar donde hace poco reinaba la alegría.
La misma que maquillaban estos (supuestamente) cerdos con un caramelo. Inocencia interrumpida de pronto, sin más, pasando rápidamente a un sistema que nos engulle y nos vomita, con el estómago vacío. Mientras unos (supuestamente) ladrones déspotas y parásitos de nuestros intestinos, estén desfilando por delante de nuestras caras sin importarles una mierda lo que han hecho con nuestra España.
Servidora de vez en cuando dejara de escribir cuentos, hasta que esta peste negra quede erradicada.
