Bocadillo y a la playa, tardes de cartas y dominó, familias enteras, las de a pie, desconectadas de sus problemas, pasando largos días de verano reunidas. Matriarcas felices al ver cómo sus familias están unidas. Y digo playa que también campo o montaña. Si algo bueno ha traído nuestra situación económica es esto, estamos algo más unidos.
Dicen los expertos, que el turismo ha subido en nuestro país un montón. Pues que los guiris se dejen la pasta, que nosotros con nuestro tintito de verano y una buena sandía no necesitamos más.
Hay que salir, que nos dé el aire, que vamos a llegar lo mismo a fin de mes, es tiempo de calle, o de parque, lo que más te guste y mejor en compañía. Que nadie esté solo, arrastremos nuestras sillas por la calle y demos compañía al fresquito con algún vecino.
Para mi esos ratos de arreglar el mundo sentados en la acera no tiene precio.
Y el mortal que sólo sepa divertirse en torno a una barra, y no salga porque cree que no puede, él se lo pierde.
Mirando alrededor una vez más, aprendo la lección. Somos los mejores, seguimos unidos.
Se nos va el verano aunque la traca final de las vacaciones será en el pueblo, días de feria y de vino, y el reencuentro con los amigos de la infancia, a ver qué me encuentro.
Escaso presupuesto, bien compartido, haremos entre todos mucho.
Me quedo para el recuerdo y lo guardaré muy adentro la bonita imagen de la gente unida, compartiendo lo poco que tienen.