Se pone en la lumbre una buena olla con agua hirviendo, dos calabazas y un relicario mañanero. A continuación, los ingredientes.
La cadera del rey, que le dé gustito, un sobre con 500€ de la gaviota, látigo cochero a ritmo de samba con trozos de carne de todos los que sufrimos este espolio, un postizo de la Leti, la rueda de un carro robado, las esposas que sirvieron para apresar a todos los indeseables, que pronto ahora estarán libres, la factura de la luz, la del gas y el ibi, un pelo del alcalde, cien nóminas recortadas, un trozo de chocolate con pepitas de oro mordisqueado por la infanta, la corbata del duque empalmado, las facturas de los sindicatos tan transparentes que tenemos, una lágrima de cocodrilo de la Cospe, un diccionario de inglés, y la taza de café de la Botella.
Todo esto bien macerado, durante dos horas, al caer la tarde, amparados por una buena luna llena, ah! ¡Falta el ron! Bueno por si acaso le pego un trago, que sin ron puede pasar.
Si el humo sale negro, significa que la poción mágica está saliendo según prevista; si huele a podrido, ¡vamos fenomenal!
Antes de probarla, se la dais al perro. Si no se muere, ¡adelante! ¡Veréis qué futuro tan bonito nos espera!
¡Desde el bosque encantado con cuatro brujas borrachas preparando conjuros!
Kuka
¡Se me acabó el ron!