viernes. 03.05.2024
KUKA

Capítulo XCVIII. El Grito

Un alma en desconsuelo, aturdida por una tarde de vino y de copas entra en casa, durante un buen rato va dando tumbos para encontrar unas llaves dentro de un bolso rancio, cargado de sueños y frustraciones, la noche más corta del año y a la vez más triste. 

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La soledad de una barra se apoderó de ella por un buen rato, eso sí, idas y venidas de moscones desesperados en poseer y arrancar de un golpe toda la poca energía que le queda a una persona, que a una mediana edad no encuentra salida.

Las frustraciones se apoderaron de su alma, pagaron marido he hijos, todo le parecía poco. Las compras no satisfacían sus deseos ni tampoco los regalos, la ira y el desorden se apoderaron de su alma.

Siempre pensó que todo era pasajero, que pronto se arreglaría. Una vida dedicada a los demás, se rompió de golpe al comprobar como en el asiento trasero de un coche su marido se entregaba a los placeres más paganos en brazos de otra.

Un bonito mundo lleno de colores se hizo gris de repente, no paraba de llover y el desconsuelo se apoderó de ella. Eso sí franca consigo misma, lo tiro todo por la borda comenzando así la era del terror.

El precio que ahora paga por no mirar a otro lado es elevado. Pero después de la lluvia vendrá la primavera. A la mañana siguiente la melena encrespada, una miradita en un espejo y un grito desgarrador rompió el silencio de la casa.

Una cana nueva, una arruga de más y tremendas ojeras. Para tocar fondo una vez más y después levantar el vuelo.

¡Ánimo mi querida Carmen!

Kuka

Capítulo XCVIII. El Grito