sábado. 20.04.2024
LAS HISTORIAS DE KUKA

Capítulo XLIII. No dejes de soñar

Un día bonito de primavera, paseando por la ciudad todo parece distinto. Las gentes de mi barrio me saludan sonrientes al pasar, ayudamos a los ancianos a cruzar la calle, les llevamos las compras a casa, y los ciegos a pasear. Una ciudad sin prisas, sin colas en el paro, y sin mendigos en los portales.

Una ciudad sin prisas, sin colas en el paro, y sin mendigos en los portales. La luz parece diferente, como sus habitantes, gentiles y amables llenos de vida, nos miramos a los ojos y esbozamos una sonrisa.

Las conversaciones entre vecinas están llenas de anécdotas vividas, entre risas y sonrojos de alguna picardía suelta por ahí.

En el parque pasean las familias, y alguna niña de Comunión corretea por ahí imaginándose que es una princesa.

No veo bancos ni banqueros, ni tampoco buzones llenos de facturas sin pagar, me llama la atención una vez más, las puertas de las casas abiertas, mostrando su interior. En el felpudo un bonito "aquí tu casa y tu pan".

En un escaparate una televisión muestra un mundo sin guerras, ni hambre. Hace mucho ya que no hay dictadores, ni señores feudales, que lo controlen todo para su bienestar.

Una sensación rara invade mi ser, es paz. La misma que se cotizaba carísima antes. La falta de la misma nos dejaba con la cabeza gacha, miradas vacías y sin esperanza.

Algo cambió una vez, no sé si fue la gente, el sistema o qué, pero este mundo nuevo me está gustando mucho.

Ya no discuto con la vecina por los ladridos de su perro, ni tampoco con el portero por dejar gente extraña en el portal. Nadie te juzga por una copa de más, ni tampoco con quién salgas ni cómo vayas.

La gente mayor ya no camina sola; es más, han quitado del diccionario el significado de la palabra soledad.

Todo ha cambiado, qué sensación tan placentera. La gente tiene dignidad y es respetada como igual.

Ya no echan a nadie de sus casas, ni tampoco hay colas en el comedor social.  ¡Qué bonita es la igualdad, eso es libertad!

¡Qué pena que todo esto sea un sueño! Si después se hace realidad, merecerá la pena luchar.

Capítulo XLIII. No dejes de soñar