sábado. 11.05.2024
LAS HISTORIAS DE KUKA

Capítulo XXIV. Día de Ilusión

El regalo perfecto para estas Navidades sería un buen visón con tres metros de cola, paseándome de proa a popa en un barco de Greenpeace en el Mar Báltico.

Kuka: Carol despierta, que en ese sueño no eres Cruella de Vil.

Pura: Para mí el mejor sería posar con todo el cuerpo de bomberos en un calendario solidario.

Mientras, mis amigas sueñan despiertas sentadas en la mesa con un buen chocolate caliente. Eso sí, los móviles apagados para no perder la comunicación, aunque hubiera sido mejor dejarlos encendidos y así no escucharía tonterías arropadas por las carencias afectivas de las locas de mis amigas.

Este año, de sus Majestades no quiero nada y del yerno menos. Para mí el mejor regalo que puedo tener dentro de mi amada patria regentada por un Estado Feudal político, es ver cómo sus sencillas gentes por poco o mucho que tengan lo comparten con los demás. Y más me llena de alegría ver como damos la espalda a los corruptos y egoístas subidos en una nube y nos ponemos al tajo para ayudar al más necesitado.

Cuando repartimos un caldito a bajo cero a una criatura, con la mirada de gratitud, eso no tiene precio, pues mi alma se llena de gozo al ver que soy alguien necesario para crear bienestar. Qué mejor recompensa para una como yo, que alguien le dé las gracias por nada, por un gesto de compasión y algo de esperanza: que al menos comerá y vestirá ese día.

Mientras vemos como sus Majestades pasean por la Castellana arrojando opulencia e ilusión a su paso, hay otros reyes que de verdad son magos y no solo una noche al año.

Todos los días trabajando para que al más débil no le falte de nada. ¿Serán Reyes o Ángeles?, me pregunto.

Y los doctores que reparten alegrías y sueños en los hospitales para que los niños sonrían y se olviden de su mal, estos sí que son Santos.

Cuando Dios mira a través de un rayo de sol se pone muy contento al ver como damos por los demás los mejor de nosotros mismos.

Señores feudales, os digo una cosa, vuestro pueblo está en revolución y además pacifista, repartiendo amor con nuestros iguales. Vosotros seguid en vuestro Castillo, sin enteraros de nada que cuando viajéis a la aldea la encontrareis vacía de impuestos, pero con los corazones y la barriga llena. Y tendréis que marcharos, pues vuestra fortaleza tiene de todo menos amor y se caerá a pedazos.

Puri: ¿Qué te has tomado hoy con el té mañanero? Me tienes preocupada.

Kuka: Estoy hasta el moño de que no os enteréis de qué importa, ¡egoístas!

Carol: Paco no te ha traído nada, ¿verdad?

Kuka: Paco me da amor que es lo que necesito.

Pero la realidad es que soy cada vez más feliz viendo como nadie se queda sin una alegría y un poco de esperanza.

Queridos Reyes Magos, mi mejor regalo sois vosotros, mis hermanos.

Capítulo XXIV. Día de Ilusión