domingo. 05.05.2024
LAS HISTORIAS DE KUKA

Capítulo XXXV. Ya está aquí

Todos los cristianos celebramos nuestra semana más grande, cada rincón de España recuerda en muchos actos la muerte de Jesús, un hombre humilde que vino a salvarnos a todos, pagando con su muerte.

Todos los cristianos celebramos nuestra semana más grande, cada rincón de España recuerda en muchos actos la muerte de Jesús, un hombre humilde que vino a salvarnos a todos, pagando con su muerte.

Las cocinas no dan abasto preparando platos típicos, últimos arreglos a las túnicas, en las iglesias el ritmo es frenético para preparar la salida de todos nuestros personajes representando la pasión y muerte del hijo y a su vez padre de todos nosotros.

Muchas calles a oscuras esperando los tambores y el sonido de unas cadenas dan paso a una España enlutada en silencio, y como único acompañante, el dolor.

Hay rincones donde el castigo es más duro, se cruzan a latigazos la espalda para asumir en carne propia el sufrimiento que un día fue por todos nosotros. 

Si nos vamos más al sur, el gran boato y la carrera preparada, como si de una competición se tratase.

Los bares a reventar esperando su paso por la puerta. Hemos pasado de llevar un cirio y cabeza gacha a ver el paso con una cerveza en la mano. Es un buen momento para el negocio, el souvenir, comidas copiosas y largas salidas hasta la madrugada.

Cuanto más estrecha la calle, más emocionante es, y si la portada del templo mengua, mejor. Que los costaleros van de rodillas, lágrima asegurada exaltada por el ruido del himno nacional.

Allí estamos Puri y yo con faldas por debajo de la rodilla, rosario en mano y un buen tacón, que seguro que nos dará más de un susto con los agujeros de los adoquines.

Como siempre llegamos tarde y siempre regañando a la Pura por el camino, pues esta va como una princesa saltándose el protocolo, saludando a todo el que sale a su paso, y besando a todos los niños aunque no los haya visto en su vida.

A mí me tiene prohibido pasar por la tasca entre giro de cada calle, el año pasado termine con la teja debajo del sobaco.

Y cuando pasamos por tribuna, más tiesa que un ajo. Espectáculo dantesco en la rampa de la catedral achuchada por dos costales porque era como subir al Everest.

Sentaditas en nuestro banco esperando los oficios para dar paso a la calle.

Puri: Qué silencio, ¿y el resto de los hermanos?

Levantando la vista al tendido, cuál es mi sorpresa.

Kuka: Que nos hemos equivocado, que ésta no es nuestra iglesia. Estamos en un funeral.

Cuatrocientas almas allí presentes nos clavan la mirada, entre todas las cabezas resaltan nuestras mantillas. La vergüenza se apodera de nosotras.

Kuka: ¿Qué pasa? ¿Qué es más importante, el muerto o nosotras? Así que todo el mundo a mirar para adelante y darle el último adiós.

Lo mismo de peripuestas que entramos, más dignas salimos.

Justo a tiempo para coger un hueco a empujones desplazando a una hermana de su sitio. Seriedad y respeto y silencio, dolor de juanetes a las cuatro de la mañana.

Siempre tendré una duda, no sé si procesioné en mi hermandad, pero completé la procesión sobria.

Feliz Semana Santa a todos, disfrutad de cada acto en la calle y recordad que ya no vendrá nadie para pagar por nuestros pecados.

Capítulo XXXV. Ya está aquí