lunes. 29.04.2024
KUKA

Capítulo CXVIII. Crepúsculo de los dioses

Semana calentita, donde las personas que se creyeron dioses terminan, con un adiós y un hasta pronto. Familia con siglos de rango y abolengo, cargados de tesoros y casas repartidas por toda la,geografía, dijeron adiós, a la señora que vivió como le dio la gana. Con las arcas llenas, y con el pueblo llano de su parte, la reina de los títulos mobiliarios supo ganarse a un pueblo. Embajadora de nuestro arte, de corridas  de toros y un ir y venir de famosos traídos desde todos los rincones del mundo.

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Mientras, los medios hacen caja, con noticias más que suculentas para un pueblo hambriento, de novedades y justicia.

Los endiosados que vivían por encima de la ley han cambiado escenarios por los barrotes de una fría celda.

Los jueces en un alarde de dar ejemplo y demostrar que la justicia es igual para todos.

Claro que está por ver si se sigue con la norma y sacan de la recámara al duque y la princesa.

Días de reflexión, de datos escalofriantes de paro y hambruna, de caras altivas llenas de orgullo, dilatan el trabajo a golpe de billetes rosas, de nuestra efectiva justicia, y digo mas que eficiente, o decadente, pues en un tiempo no muy lejano veremos que no es igual para todos.

La reina de las batas de cola tiene tiempo para reflexionar sobre sus actos, y su vuelta como ave fénix, para seguir engordando sus arcas.

Para comer poco queda ya, pero entretenimiento y sedación para las masas que no falte, y así todos calladitos. 

Capítulo CXVIII. Crepúsculo de los dioses